El cáncer se considera un problema sanitario de primer orden.
Un 35 % se relaciona con la alimentación, son numerosos los estudios epidemiológicos que muestran una influencia significativa de la dieta en la incidencia del cáncer.
Las relaciones entre el peso, el índice de masa corporal (IMC) y el sitio específico del tumor han sido ampliamente estudiados.
La inactividad física también puede influir.
El riesgo de cáncer es menor en aquellos grupos de población cuyas dietas son ricas en vegetales y en frutas, rica en fibras y en vitaminas como la E, la C, etc.

Recomendaciones alimentarias para la prevención de cáncer:

• Evitar el exceso de peso.
• Reducir la ingesta total de grasas, saturadas e insaturadas, a un valor inferior o igual al 30% del aporte energético total.
• Comer todos los días frutas, hortalizas y derivados de cereañes con alto en fibras.
• Incluir alimentos ricos en vitamina A, C y E.
• Reducir al mínimo el consumo de alimentos ahumados, salados y curados.
• Evitar la ingesta frecuente de carnes rojas, especialmente asadas directamente al carbón o leña.
• No incluir azúcares torrefactos.
• Excluir la ingesta de líquidos a temperaturas extremas.
• Limitar el consumo de bebidas alcohólicas.
• Evitar el tabaco.